lunes, 3 de abril de 2017

INTELIGENCIA EMOCIONAL



En esencia toda emoción constituye un impulso que nos moviliza a la acción, es decir, aprender a controlar la emociones tanto en el ámbito personal como en el ámbito laboral no es cosa sencilla, pues hay ocasiones en que las emociones nos rebasan y terminamos actuando de la peor manera que nos hubiéramos imaginado, por ello debemos detenernos un segundo y pensar las consecuencias de no actuar de manera profesional, pues nuestra relación con el equipo de trabajo o con nuestro jefe inmediato se podría ver seriamente dañada y recuperar dicha relación nos puede costar sangre, sudor y lágrimas.

Aplicar la inteligencia emocional en nuestro trabajo podría ser la clave para tener éxito, puede llegar a ser un medio para lograr los objetivos, también para controlar el enojo y la ira, ayudar a los compañeros de trabajo para que tengan una actitud positiva y sobre todo a resolver conflictos por la vía de la comunicación, construyendo verdaderos puentes con las personas con las que interactuamos en el lugar de trabajo. Además esto se desarrolla en un medio muy inestable debido a los factores que se va presentando día a día como es al rápido desarrollo de la tecnología, la expansión, que implica auge de la mercadotecnia, y a los rápidos cambios sociales, económicos y políticos por tal circunstancia donde produce un estado de agotamiento que a lo largo del tiempo afecta a las actitudes, al estado de ánimo y a la conducta general además perjudica directamente a la producción laboral lo cual lleva por denominación ESTRÉS.

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